sábado, 16 de marzo de 2013

Porfirio Barba Jacob



Poemas

Porfirio Barba Jacob: El Poeta Trashumante  y Maldito.
CANCIÓN DE LA VIDA PROFUNDA
Hay días en que somos tan móviles, tan móviles,
como las leves briznas  al viento y al azar…
tal vez bajo otro cielo la vida nos sonría…
la vida es clara, undívaga y abierta como el mar…

Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,
como en Abril el campo, que tiembla de pasión;
bajo el influjo próvido de espirituales lluvias,
el alma está flotando florestas de ilusión.

Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos,
 como la entrada oscura de oscuro pedernal;
la noche nos sorprende con sus profusas lámparas,
en rútilas monedas tasando el Bien y el Mal.

Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos…
¡niñez en el crepúsculo! ¡lagunas de zafir!
que en un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza,
¡y hasta las propias penas! Nos hacen sonreír…

Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos,
que nos depara en vano su carne la mujer;
tras ceñir un talle y acariciar un seno,
la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer.

Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,
Como en las noches lúgubres el llanto del pinar:
El alma gime entonces bajo el dolor del mundo,
Y acaso si Dios mismo nos puede consolar.

Mas hay también ¡oh Tierra! Un día…un día…un día
En que levamos anclas para jamás volver;
un día en que discurren vientos ineluctables…
¡Un día en que ya nadie nos puede detener!

Porfirio Barba Jacob, La Habana, 1915.


OH, NOCHE

Mi mal es ir a tientas con alma enardecida
ciego sin lazarillo bajo el azul de enero;
mi pena, estar a solas errante en el sendero;
y el peor de mis daños, no comprender la vida.

Mi mal es ir a ciegas, a solas con mi historia;
hallarme aquí sintiendo la luz que me tortura
y este corazón es braza transitoria
que arde en la noche pura.

Y venir, sin saberlo, tal vez de algún oriente
que el alma en su ceguera vio como un espejo
y en ansias de la cumbre que dora un sol fulgente
ir con fatales pasos hacia el fatal abismo.

Con todo, hubiera sido quizás un noble empeño
el exaltar mi espíritu bajo la tarde ustoria
como un perfume santo…
¡Pero si el corazón es braza transitoria!

Y sin embargo, siento como un perenne ardor
que en el combate estéril mi juventud inmola.
¡Oh noche del camino, vasta y sola,
en medio de la muerte y del amor!

Porfirio Barba Jacob, Barranquilla, 1906.